EXPLICAMOS LOS ETFs

ETF son las siglas de Exchange Traded Fund (fondos cotizados). Los ETFs intentan replicar la rentabilidad de un índice específico —como el S&P 500— del modo más fiel posible.

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Capital en riesgo. El valor de las inversiones y las rentas derivadas de ellas pueden disminuir o aumentar y no están garantizados. Los inversores pueden no recuperar íntegramente su inversión inicial.

¿QUÉ SON LOS ETFs?

Un Fondo cotizado (ETF) es un instrumento de inversión colectiva de capital variable que cotiza en una o varias bolsas de valores.

Como fondo, un ETF da acceso a una cartera de acciones corporativas, bonos u otras clases de activos, como materias primas o propiedades.

Cuando compras un ETF, en realidad estás comprando una pequeña parte de una cartera de títulos (como acciones o bonos) creada con el objetivo de replicar un índice de mercado concreto y, por tanto, ofrecer los mismos riesgos y rendimientos que dicho índice.

Los inversores obtendrán una rentabilidad similar a la del índice replicado, incluidos los altibajos de la rentabilidad del índice en cuestión y teniendo en cuenta las comisiones.

VENTAJAS DE LOS ETFs

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Ya sabes lo que vas a conseguir

Los ETFs son transparentes y muestran las inversiones subyacentes, lo que no siempre ocurre con los fondos de inversión.

Riesgo de capital: como todos los productos de inversión, el valor de un ETF puede bajar o subir. No todos los ETFs son adecuados para todos los inversores. El valor de las inversiones puede subir o bajar y es posible que el inversor no recupere su inversión.

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De este modo, ponemos a tu disposición lo mejor de ambos mundos.

La diversificación de un fondo de inversión con la facilidad de negociación de una acción.

Riesgo de rentas: las rentas asociadas a una clase de acciones de un ETF de distribución no son fijas y pueden fluctuar.

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No hay sorpresas

Sabes que un buen ETF seguirá de cerca el rendimiento del índice subyacente en el que invierte, aunque la desviación puede ser mayor en algunos tipos de inversiones debido al mercado o a las comisiones.

Riesgo de réplica: incluso después de tener en cuenta los gastos, los ETFs pueden no replicar un índice a la perfección. La diferencia entre la rentabilidad del ETF y la del índice se denomina «desviación». La variación del excedente de rendimiento diario entre el ETF y el índice se denomina «riesgo de réplica».

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Acceso fácil al mercado

Con una sola participación se obtiene una exposición a toda una gama de inversiones. Desde un solo país, como Estados Unidos, hasta bonos globales e incluso materias primas como el oro, suele haber un ETF para casi cualquier cosa.

Riesgo de fiscalidad: Los niveles, las bases y las desgravaciones fiscales pueden cambiar en función de la situación tributaria de los inversores.

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Son rentables

Y normalmente mucho más baratos que los fondos de inversión.

Riesgo de tipos de cambio: Los ETFs que implican exposición a divisas extranjeras puede verse afectados por las fluctuaciones de los tipos de cambio. Esto significa que los cambios en el valor de las monedas extranjeras pueden repercutir en el valor de las acciones que se compran y venden en esa moneda. Por ejemplo, un inversor estadounidense que compra un ETF que invierte en acciones japonesas verá cómo el valor de su ETF fluctúa si lo hace el precio de las acciones o el tipo de cambio entre el dólar y el yen.

Puede haber otros riesgos específicos de la exposición de un ETF, por ejemplo, el riesgo de mercados frontera, el riesgo sectorial o el riesgo de crédito. Cada emisor de ETFs debe especificar estos riesgos en la documentación publicada en sus sitios web. Los inversores deben consultar la documentación del ETF antes de invertir en él.

¿QUÉ ETFs HAY?

A la hora de seleccionar un ETF, conviene tener en cuenta su estructura. La construcción del ETF determina cómo se replica el índice objetivo, qué activos puedes mantener, además de la visibilidad y el riesgo que cabe esperar. En última instancia, esto repercute en el coste total y en las rentabilidades previstas.

Existen dos tipos de ETFs: ETFs físicos y ETFs sintéticos. Analizaremos las diferencias y compararemos las ventajas de ambos.

Vamos con los físicos

La mayoría de los ETFs disponibles hoy en día son físicos. Son fáciles de entender y te brindan una buena visibilidad. Un ETF físico replica el índice objetivo manteniendo todos, o algunos, de los activos subyacentes del índice. Por ejemplo, un ETF del Hang Seng te dará acceso a todos los valores negociados en el Hang Seng, o al menos a una cesta básica de esos valores.

Entonces, ¿qué es un ETF sintético?

Un ETF sintético no invierte en activos directamente. Por ejemplo, en lugar de mantener barriles de crudo, un ETF sintético centrado en el petróleo mantendrá una serie de contratos de futuros de petróleo. Estos acuerdos se establecen con un tercero, a menudo un banco de inversión, que se compromete a devolver un nivel de rentabilidad acordado cuando el petróleo alcance un determinado precio.

¿Quién querría un ETF sintético?

Los ETFs sintéticos son idóneos si quieres disponer de activos tradicionalmente inaccesibles que no encontrarás en las bolsas de valores típicas (por ejemplo, las acciones A chinas), o materias primas de difícil acceso (como el petróleo).

Los ETFs sintéticos ofrecen una rentabilidad potencialmente mayor que, por ejemplo, la compra de acciones u otras herramientas que implican mantener directamente el activo. Pero los ETFs sintéticos suelen conllevar un mayor riesgo. En concreto, el riesgo de contraparte, que es el riesgo de que la contraparte no proporcione el nivel de rentabilidad acordado y especificado en tu ETF sintético.

COMPARAR LOS PUNTOS POSITIVOS Y NEGATIVOS

Réplica física

El riesgo de contraparte es el riesgo de que una institución financiera —la contraparte— no pueda abonar la rentabilidad del índice.

El gestor de los fondos compra físicamente y mantiene la totalidad o un subconjunto representativo de las acciones en consonancia con el índice.

Puntos positivos: Más transparente, más fácil de entender

Puntos negativos: Puede limitar el acceso a determinados mercados y exposiciones

Réplica sintética

El gestor utiliza derivados —un contrato entre dos partes relacionado con un activo concreto—

en lugar de comprar físicamente los activos.

Puntos positivos: Permite acceder a mercados y exposiciones que la réplica física no puede

Puntos negativos: Los inversores podrían estar expuestos al riesgo de contraparte

DESMONTANDO 5 MITOS DE ETFs

Cuando se producen auges como el de los ETFs en los últimos años, a menudo hay malentendidos y algunas falsas verdades. Vamos a aclarar qué son y qué no son los ETFs.

Realidad: Los precios de los ETFs son transparentes, pero eso no los hace más volátiles.

El precio de un ETF refleja el valor cambiante de sus valores subyacentes y la oferta y demanda del ETF en el mercado. La diferencia entre un ETF y un fondo de gestión activa es que el precio de un fondo gestionado, que refleja de forma similar el valor de sus títulos subyacentes, se fija una vez al día y solo después del cierre de mercado, mientras que el precio del ETF cambia a lo largo del día en tiempo real. Esto no significa que los ETFs sean más volátiles, sino que sus variaciones de precios son más visibles.

Realidad: El riesgo viene dado por los activos en los que inviertes, no necesariamente

por el vehículo que utilizas para acceder a los activos.

Al igual que un fondo gestionado, el perfil de riesgo de un ETF está ligado a sus posiciones subyacentes, o a los activos en los que invierte: así, un fondo gestionado y un ETF que tienen acciones o bonos similares tendrán Perfiles de riesgo parecidos. Por ejemplo, un ETF o fondo gestionado de renta variable global puede conllevar mayores riesgos que un ETF de deuda corporativa estadounidense con grado de inversión. Pero ese riesgo no está relacionado con el hecho de que elijas un fondo gestionado o un ETF.

Por otro lado, un ETF ofrece una mayor diversificación que una acción individual, lo que puede ayudar a reducir el riesgo en una cartera.

Aunque la diversificación puede reducir ciertos tipos de riesgo, no puede proteger completamente al inversor ante el riesgo de mercado. Los diferentes tipos de ETFs implicarán diferentes elementos de riesgo. Antes de realizar cualquier inversión, es importante comprender los riesgos específicos. La diversificación se limita al índice aplicable.

Realidad: Puede utilizar los ETFs para una amplia gama de exposiciones y resultados.

Hay ETFs de prácticamente cualquier activo que puedas imaginar. Ofrecen acceso asequible a

mercados específicos (por ejemplo, un país o un sector), Y a exposiciones generales (por ejemplo, el mercado europeo de bonos). Esto, junto con la facilidad y rapidez con la que suelen comprarse y venderse, hace que los inversores puedan acceder a inversiones que de otro modo estarían fuera de su alcance.

De este modo, tanto si se trata de mercados extranjeros de difícil acceso, como de componentes básicos para tu cartera o de fondos destinados a resultados específicos, siempre habrá un ETF que pueda ayudarte.

Realidad: Los ETFs de iShares ofrecen un conjunto diverso de soluciones para los inversores centrados en rentas periódicas.

La búsqueda de rentas periódicas en un entorno de tipos de interés bajos puede ser un reto. Pero tanto a través de acciones que distribuyen dividendos como de exposiciones a renta fija, los ETFs ofrecen a los inversores una amplia gama de oportunidades para generar rentas potenciales. Y con los ETFs, tienes la ventaja añadida de una mayor diversificación que con una acción o bono individual, todo ello normalmente a un coste inferior al de un fondo gestionado.

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Realidad: Los ETFs son herramientas de inversión eficaces para muchos tipos de inversores

Dado que los ETFs tienen la misma flexibilidad de negociación que las acciones, los operadores a corto plazo pueden utilizarlos para entrar y salir rápidamente de una posición. Pero los ETFs también son una forma rentable de construir un núcleo de cartera a largo plazo.

LOS ETFs COMBINAN LAS MEJORES CARACTERÍSTICAS DE LAS ACCIONES Y DE LOS FONDOS DE INVERSIÓN

Los fondos gestionados (también conocidos como fondos de inversión) son productos de inversión que reúnen el dinero de una serie de inversores. Un gestor de fondos gestiona e invierte activamente este dinero en una cesta de diferentes activos y valores, a menudo acciones. Pagas al gestor con la esperanza de que obtenga mejores rentabilidades que el mercado.

Aunque los fondos gestionados pueden ofrecer una buena rentabilidad, en la mayoría de los casos no se pueden comprar y vender cuando quieras. Sin embargo, los ETFs actúan de forma similar a las acciones, por lo que se pueden comprar y vender en cualquier momento durante el horario en que el mercado está operativo.

Aunque la diversificación puede reducir ciertos tipos de riesgo, no puede proteger completamente al inversor ante el riesgo de mercado. Los diferentes tipos de ETFs implicarán diferentes elementos de riesgo. Antes de realizar cualquier inversión, es importante comprender los riesgos específicos. La diversificación se limita al índice aplicable.

El historial de rentabilidad no representa un indicador fiable de la rentabilidad actual o futura y no debería ser el único factor que sopesar al escoger un producto o estrategia. No puede haber garantía de que la estrategia de inversión resulte exitosa y el valor de las inversiones puede tanto descender como ascender. La rentabilidad de la inversión y el valor del capital de una inversión pueden fluctuar y, por ese motivo, las acciones de un inversor, en el momento de la venta o reembolso, pueden tener un valor mayor o menor que el coste original.

los ETFs combinan las mejores características de las acciones y de los fondos de inversión