¿Qué entendemos por un ETF?
La sigla corresponde en inglés a “Exchange Traded Fund” y comprende a un conjunto de activos,
es decir un fondo, que incluye diferentes valores y que se transa en bolsa como una unidad.
Pensemos en un juego de bloques de construcción.
Cada bloque es una pieza por sí misma pero, al juntarse todas, dan lugar a una figura específica,
una estructura, la que constituye un ETF.
Un ETF está constituido, entonces, por diversos “bloques de construcción” que pueden ser acciones, bonos o materias primas.
Cada bloque puede representar una compañía (Apple) o un país (México) y, al juntarse con los restantes bloques, pueden representar una industria (Tecnología) o un continente (América Latina).
Los ETFs se caracterizan por ser:
Diversificados: incluyen una variedad de activos como acciones, bonos y materias primas
Transparentes: es posible conocer los instrumentos de inversión incluidos en cada ETF
Accesibles: los ETFs proporcionan acceso a mercados e industrias en todo el mundo
Flexibles: los ETFs operan en forma similar a las acciones; pueden ser transados siempre que la bolsa en que estén registrados esté abierta y su precio se ajusta a lo largo de la sesión.
Eficientes en costo: las comisiones de la mayoría de los ETFs son más bajas que las de los fondos mutuos, lo que aumenta la posibilidad de obtener mejores retornos.